jueves, 22 de mayo de 2008

Remembranzas del terremoto








El 15 de agosto del año pasado (2007) se produjo un terremoto de 7.9 grados con epicentro en el mar de Pisco. Sucedió a eso de las 06:30 p.m. Duró casi 3 minutos variando su intensidad. En ese momento yo me encontraba en la ciudad de Ica, a veinte minutos de Santiago en donde vivimos. Había ido a visitar a una familia y luego fui al local del Seminario Bíblico Bautista de Ica. Estaba en el segundo piso cuando empezó el terremoto. En casa, en Santiago, estaba mi esposa Magali sola. Ella estaba gestando, tenía 5 meses de gestación. Inmediatamente se cortó el fluido eléctrico. Fue terrible, en esos momentos encomendamos nuestras vidas a Dios y pedimos misericordia por nuestros pueblos.

Pasado el terremoto, quienes estábamos en el seminario corrimos inmeditamente para regresar a nuestros hogares para encontrarnos con nuestros seres queridos. Corrí por el centro de la ciudad y parecía que estaba en Berlín cuando fue destruida en 1945. Por la providencia de Dios hallé un automóvil que me llevó a Santiago. Al bajar, mi esposa no había salido a la calle, ingresé al local de la iglesia y ella estaba sentada fuera de donde vivíamos. Ella estaba sana y salva. Nuestro bebé, también. ¡Dios tuvo misericordia de nosotros!

Aquella noche, mi esposa y yo con nuestros vecinos y algunos hermanos, nos instalamos en el edificio del templo que no había sufrido daño alguno, éramos como casi treinta personas. Casi no durmimos por las constantes réplicas. Pero, hemos vivido literalmente a Dios como nuestro amparo aunque la tierra tiemble (Salmo 46.1-2).

El terremoto cobró casi 600 muertes. En nuestra congregación no hubo hermanos que sufrieran alguna lesión, aunque sí hubieron daños materiales en la infraestructura de las viviendas. En los informes que recibimos de iglesias, no se reportaron a creyentes fallecidos de nuestras iglesias, tampoco de otras.

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