Demolición y reconstrucción

Un grupo de estudiantes del IBYM del ministerio de BCM vinieron a Ica y nos ayudaron en la demolición de los muros de casas inhabitables. Trabajaron muy duro y estamos muy agradecidos con la enorme ayuda hacia nosotros. Con ellos también tuvimos programas infantiles en varios puntos de Santiago. A muchos niños, jóvenes y adultos se les compartió el evangelio. Varias personas manifestaron haber tomado decisión de creer en Jesucristo para salvación. Esperamos que la palabra sembrada produzca fruto.
A través de Baptist Mid-Mission nos fue enviada una donación para la construcción de la casa pastoral y los baños de la iglesia. Nos la hicieron llegar los misioneros Gary y Penny Whipple. No pensábamos que recibiríamos tanta bendición. Sabemos que muchas personas, amigos, misioneros, iglesias no sólo oraron por nosotros, sino que colaboraron para este fondo. Gracias a cada uno y a todos ellos.Luego vino un grupo de jóvenes norteamericanos, el grupo ARRIBA con el misionero Jim Carlton. Con ellos vinieron el misionero Joel Gamonal, el pastor Antenor Gallardo y dos hermanos de la iglesia de “La Fe” y de la iglesia de Ate-Vitarte. Ellos nos ayudaron demoliendo y también cavando para la construcción de los muros y la casa pastoral. Todos se alojaron en el templo en colchonetas. El trabajo fue muy duro, pero gracias a ellos se pudieron colocar los cimientos de la casa pastoral. Mi familia y toda la iglesia estamos muy agradecidos por el apoyo. Están en nuestras oraciones.

Mi esposa y Gabriel

En el segundo viaje del evangelista Tim Chapman, mi esposa fue trasladada a la ciudad de Lima en el automóvil del evangelista Tim Chapman porque la mayoría de hospitales y postas habían colapsado por la cantidad de pacientes, había riesgo sanitario. Mi esposa estuvo alojada en casa de la familia del pastor Henry Morales de la iglesia bautista "Getsemaní" en Santa Anita (Lima). Estamos muy agradecidos a Dios y a la familia Morales. Este terremoto nos ha dado la bendición de conocer nuevos amigos con quienes tenemos ahora una relación muy profunda y una enorme gratitud, me refiero en especial a Tim y a Henry.

Mi esposa luego fue trasladada a casa de mi hermana Mayte en el Callao y estuvo allí hasta el momento del parto. El miércoles 17 de octubre a las 09:15 a.m. nació nuestro hijo Gabriel pesando 2.900 kg en el Centro de Salud de Magdalena. No hubo complicaciones en el parto y el alumbramiento fue normal. Dios ha sido muy bueno con nosotros.

Hoy nuestro bebé ya tiene 7 meses, y es nuestra oración que sea un גַּבְרִיאֵ֕ל Gabriy'el ("varón/fuerte de Dios").

Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.

Efesios 2.20-21

La gracia de Dios

Nosotros en Ica, estábamos incomunicados y no sabíamos de la magnitud de lo sucedido. Al día siguiente comenzaron las labores de buscar a las víctimas. Lamentablemente se comenzaron a reportar.

Al anochecer comenzó una paranoia terrible. Como los muros de las casas colapsaron, los delincuentes y pandilleros se aprovecharon para saquear. Toda la noche los varones estuvimos en vigilia, hubo tiroteos durante las noches. Sin embargo, fuimos protegidos por la mano del Señor "El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende" (Salmo 34.7).

En esas condiciones, Dios motivó el corazón de nuestros amados hermanos en la fe. Arriegándose, el día viernes 17 viajaron desde Lima hacia Santiago-Ica el evangelista Tim Chapman y el pastor Henry Morales. Un viaje de cerca de 5 horas, lo hicieron en poco más de 6 horas debido a las averías en la carretera. Ellos vinieron trayendo víveres y ayuda.

La noche del terremoto una vela que costaba 0.10 céntimos de s/. costó 1.00 s/. No había agua y era quincena, la mayoría estaba sin víveres. Es decir, la ayuda fue extraordinariamente oportuna. Es la pura gracia de Dios manifestada en medio del desastre.

Nuestros hermanos viajaron con planes de retornar. Y lo hicieron, y esta vez con otros pastores y misioneros que visitaron nuestra iglesia y otras iglesias de la localidad. Y trajeron una donación de víveres considerable. Agradecemos a las iglesias en Lima (Getsemaní, Tahuantinsuyo, Independencia, Horeb, Salamanca, "La Fe", Musa, Manchay, Camino de Vida, de Santa Clara), pastores asociados en APABIL, pastor Evelio Villalobos de la misión MEBIP, misionero Alan Frey del Colegio Fetzer, evangelista Tim Chapman. De esta donación compartimos con todos los hermanos de la iglesia, con todas las familias de los pastores de Ica y con varias familias no creyentes damnificadas de nuestra zona. Confiamos que Dios cumplirá Su palabra con todos quienes han tenido la generosidad de ayudarnos: "Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús" (Filipenses 4.19).

Remembranzas del terremoto

El 15 de agosto del año pasado (2007) se produjo un terremoto de 7.9 grados con epicentro en el mar de Pisco. Sucedió a eso de las 06:30 p.m. Duró casi 3 minutos variando su intensidad. En ese momento yo me encontraba en la ciudad de Ica, a veinte minutos de Santiago en donde vivimos. Había ido a visitar a una familia y luego fui al local del Seminario Bíblico Bautista de Ica. Estaba en el segundo piso cuando empezó el terremoto. En casa, en Santiago, estaba mi esposa Magali sola. Ella estaba gestando, tenía 5 meses de gestación. Inmediatamente se cortó el fluido eléctrico. Fue terrible, en esos momentos encomendamos nuestras vidas a Dios y pedimos misericordia por nuestros pueblos.

Pasado el terremoto, quienes estábamos en el seminario corrimos inmeditamente para regresar a nuestros hogares para encontrarnos con nuestros seres queridos. Corrí por el centro de la ciudad y parecía que estaba en Berlín cuando fue destruida en 1945. Por la providencia de Dios hallé un automóvil que me llevó a Santiago. Al bajar, mi esposa no había salido a la calle, ingresé al local de la iglesia y ella estaba sentada fuera de donde vivíamos. Ella estaba sana y salva. Nuestro bebé, también. ¡Dios tuvo misericordia de nosotros!

Aquella noche, mi esposa y yo con nuestros vecinos y algunos hermanos, nos instalamos en el edificio del templo que no había sufrido daño alguno, éramos como casi treinta personas. Casi no durmimos por las constantes réplicas. Pero, hemos vivido literalmente a Dios como nuestro amparo aunque la tierra tiemble (Salmo 46.1-2).

El terremoto cobró casi 600 muertes. En nuestra congregación no hubo hermanos que sufrieran alguna lesión, aunque sí hubieron daños materiales en la infraestructura de las viviendas. En los informes que recibimos de iglesias, no se reportaron a creyentes fallecidos de nuestras iglesias, tampoco de otras.